Las tesis de abril de Lenin analizadas en el marco de la actualidad mundial y el proceso bolivariano
Felix Caballero*
Nos
encontramos en un año efervescente, lleno de cambios, modelos corroídos que no terminan de morir y
alternativas que no terminan en consolidarse como una opción real que logre
sustituir lo viejo.
Es
inevitable para los que creemos y trabajamos por las ideas de la transformación
anticapitalista y antiimperialista, no sentirse motivado y moralizado por el
centenario de la revolución rusa (1917-2017) y, más que sentirnos así, nos
obliga a echar una ojeada a los sucesos de aquella época y realizar un
paralelismo (guardando por su puesto las particularidades de cada época,
geografía y cultura), a fin de sacar algunas conclusiones interesantes para
nuestro aprendizaje como militantes.
Contexto histórico
Lenin escribe estas tesis luego de la revolución de Febrero de 1917, la
cual logra poner fin al zarismo luego de que en 1905 se lograran imponer algunas
limitaciones al estilo monarquía constitucional. El 18 de febrero, más de 30
mil trabajadores de la fábrica Putilov, centrada en la producción de
astilleros, la más grande para aquella época, salieron bajo
la consigna ¡Abajo la guerra! ¡Abajo la autocracia! ¡Queremos pan!
Unos
días después, el 25 de febrero, comenzaron también grandes manifestaciones en
Petrogrado (actualmente San Petesburgo),
de trabajadores, campesinos y militares, lo que hizo crujir el orden zarista.
A
partir de que el último zar de Rusia, Nicolas II, dejara el poder, se conforma
el Gobierno Provisional precedido por el príncipe Gueorgui Lvov respaldado en
un gabinete conformado por distintos partidos burgueses, en su mayoría
Social-Revolucionarios (SR) y Mencheviques (ala reformista del antiguo Partido
Obrero Socialdemócrata (POS).
Paralelamente
los Bolcheviques (ala radical del POS) organizan los Soviets (consejos) de
Petrogrado, conformados por obreros, militares y trabajadores, creados en todos
los estados de Rusia. Esto genera una dualidad de poder a nivel nacional, pues
como decía Lenin unos meses más tardes en sus tesis de abril,
"La
peculiaridad del momento actual en Rusia consiste en el paso de la primera
etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el
proletariado del grado necesario de conciencia y de organización, a su segunda
etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de las capas pobres
del campesinado...." (pp. 15-16)
Luego
de la publicación de la nota del ministro de relaciones exteriores, Pavel
Miliukov, donde expresaba a los Aliados
(Reino Unido y Francia), el deseo de proseguir en la guerra hasta la victoria
en contra del Eje (los imperios de Alemania, Austro-Hungría y el Otomano), el
gobierno provisional entra en crisis, pues significaba el incumplimiento
explícito de una de las promesas más
importantes en la revolución de febrero y, es forzado a reconfigurarse.
Carácter antiimperialista
Este
es el contexto general en que Lenin escribe las tesis, un escenario donde las
potencias del viejo orden intentan resguardar sus zonas de influencia y
potencias nacientes que quieren posicionarse
geopolíticamente y expandir sus territorios.
"En
nuestra actitud ante la guerra, que por parte de Rusia sigue siendo
indiscutiblemente una guerra imperialista, de rapiña,..." (p.15).
De
esa forma expresaba Lenin su rechazo a una guerra interimperialista que buscaba
concretar el reparto del planeta, algo que dilucidamos actualmente con la
política guerrerista de EEUU y sus aliados de la OTAN en pugna constante con un
polo de poder que cada vez se hace más preponderante (pero aún con altos grados
de dependencia) como es el eje Beijing-Moscú.
Libia,
Siria, los intentos de injerencia a través de la OEA en Venezuela, son casos
contemporáneos de la continuación de la política imperialista que ya
evidenciaban los bolcheviques a principios del siglo XX.
El
caso de Siria es el más esclarecedor pues representa una enredada amalgama de
alianzas donde todas las partes buscan sacar provecho de la situación y ninguna
se ocupa en promover la autodeterminación y la soberanía del pueblo sirio.
EEUU
y los países de la OTAN a través del paramilitarismo del DAESH y los “rebeldes”
buscan desintegrar el territorio sirio como ya lo hicieron en Libia a fin de
lograr controlar ese territorio cuyo valor geoestratégico es incalculable. Por
otro lado Rusia en conjunto del gobierno de Bashar Al-Assad, buscan mantener el control
al sur de Siria ya que es donde se asienta el centro del poder político (Damasco) y la salida al
Mediterráneo, donde se encuentra una de las bases navales más importantes bajo
el control de Rusia (Tartus). Por otra parte, Irán y China en menor medida,
participan en conjunto con los rusos y el gobierno sirio con el fin de evitar
que el occidente campee libremente por las nuevas zonas ocupadas.
Si
bien la posición de los aliados al gobierno sirio es la más legitima en este
escenario, no sería muy correcto decir que vienen impulsando una lucha por la
autodeterminación, ya que de facto, el territorio Sirio esta balcanizado, a
través de un acuerdo táctico de todas las partes, donde probablemente cada
nacionalidad componente del Estado sirio, represente un territorio federal con
altos grados de autonomía.
Economía popular
Otro
elemento que es importante destacar de estas tesis para nuestros tiempos y para
nuestro país, es la reivindicación del poder popular y la importancia de promover
una dirección del proceso revolucionario
en manos de los oprimidos y no de la burguesía.
En
la cita anterior, Lenin argumentaba que es necesario fortalecer la organización
popular a fin de que pueda ser capaz de asumir un rol de gobierno, algo muy
semejante a lo que planteaba el comandante
Chávez que siempre nos repetía la importancia de la organización popular y del
control obrero para el empoderamiento real de las clases oprimidas.
En
el Programa Aló Presidente Teórico 1 el Comandante dijo:
“Nunca tendrá el pueblo poder económico hasta
que no sea el dueño de los factores de la producción: tierra, maquinaria,
tecnología, conocimiento, capital, trabajo”. (11/6/2009)
Nuevamente
observamos que 100 años después, las tesis de abril de Lenin se encuentran más
vigentes que nunca, pues a partir del comienzo de la revolución bolivariana,
diversos sectores del pueblo venezolano han decidido organizarse y asumir la
construcción de espacios que podrían ser catalizadores de esa “segunda etapa”
de la que habla Lenin.
Sabemos
que caer en etapismos es peligro, posiblemente ha sido una característica de la
modernidad a la que Lenin (y tampoco Marx) estuvieron ajenos, sin embargo, si
es cierto que en estos momentos el rumbo de la revolución bolivariana está en manos
de la base más que del ejecutivo, asediado por corrientes socialdemócratas que
buscan el orden más que la transformación y, por otro lado, la derecha fascista
que quiere hundir el imaginario chavista.
Así
como en Rusia en aquella época, en Venezuela, los sectores burgueses estaban (y
esa relación no se ha revertido) mucho más consolidados para el momento de la
llegada del Presidente Chávez al poder a principios del siglo XXI, pues históricamente ha sido el sector que más
recursos ha estado extrayendo de la renta que recibe el Estado por concepto de
las actividades petroleras.
Por
lo que en Venezuela se plantea una disyuntiva, como promover una industrialización que permita
diversificar las fuentes productivas y dejar de ser monoproductores sin optar
por la vía clásica del fortalecimiento de la burguesía parasita.
Durante
los últimos años y debido a los múltiples problemas que ha atravesado el Estado
venezolano, un sector de la población ha apostado en buscar soluciones que no
representan las clásicas vacunas liberales y que se plantean bajo un esquema de
democracia radical.
Nos
referimos a iniciativas como las Comunas, que se han venido organizando más que
todo en el interior del país, fuera de las ciudades, demasiado habituadas al consumismo
y la lógica del capital.
En
Barinas, Yaracuy, Apure, Lara, Sucre, para mencionar los casos más importantes,
organizaciones populares decidieron tomar tierras ociosas apropiadas por
empresas privadas y latifundistas para
hacerlas productivas, generar trabajos y romper al menos en un nivel local, con
el imaginario rentista que se ha enraizado en nuestro país desde la época
gomecista.
Otras
iniciativas importantes a resaltar son la toma de empresas como la que realizó
“Proletarios Uníos” en Barquisimeto, la
cual posteriormente al abandono de las instalaciones por parte de la cervecera
brasilera Brahma, decidió conformar una empresa gran comunal en marco de la
legislación de la Ley de Economía Comunal
promulgada por el presidente Chávez en 2010.
Así
mismo con la actual “guerra del pan” diversas organizaciones como por ejemplo
la Minka, en Caracas, tomaron las panaderías bajo control popular y ahora
normalizaron en alguna medida la producción y distribución del pan en el sector
donde activan.
Si
bien aún puede ser temprano argumentar que estas iniciativas locales pueden ser
soluciones a nivel nacional para la reversión del rentismo y la
industrialización bajo esquemas no capitalistas, es evidente que son células y
espacios de acción que van madurando para ese fin y es necesario hacerle
seguimiento.
Es
justamente este punto, uno de los planteamientos de las tesis de abril de Lenin
quien junto a los bolcheviques a través de los soviets, buscaban romper el
sistema feudalista o capitalista temprano instaurado durante los años del
imperio ruso y, transformarlo en una economía funcional al proceso
revolucionario.
"Nacionalización
de todas las tierras del país, de las que dispondrán los Soviets locales de
diputados braceros y campesinos (...)." (p.18) es lo que promulgaba Lenin
en sus tesis y es lo que años más tarde se materializó en los Koljos.
Es
evidente que la instauración del socialismo, que no es más que la
radicalización de la democracia, no se realiza espontáneamente, es por eso que Lenin
plantea una primera fase donde se asume el problema de la propiedad de la
tierra y distribución.
"No
"implantación" del socialismo como nuestra tarea inmediata, sino
pasar únicamente a la instauración inmediata del control de la producción
social y de la distribución de los productos por los Soviets de diputados
obreros (...)." (p.18)
Como
no pensar, al leer esta frase, en la pugna actual en Venezuela en materia de
distribución de alimentos, donde las cadenas de intermediarios que conectan al
productor con el consumidor, han sido
funcionales al estrangulamiento económico de nuestro país.
Iniciativas
populares como por ejemplo el Sistema de Abastecimiento Comunal (SACO) en
Carabobo, la Alpargata Solidaria, Pueblo a Pueblo en Distrito Capital, e
iniciativas de mayor envergadura que cuenta con el apoyo estatal como el Comité
Local De Abastecimiento y Producción (CLAP), articulado con la comunidad
organizada, han podido contrarrestar las mafias de intermediarios y reducir la
distancia entre el productor y consumidor.
Por
lo tanto, si bien no podemos hablar de que en Venezuela el socialismo está
consolidado ni mucho menos, si es verdad que existen iniciativas que si se
trabajan, se estudian y se promueven desde todos los espacios, tanto desde el
gobierno nacional como a nivel comunitario, podrían llegar a ser la cura al rentismo en nuestro país.
¿Podrían así mismo, estos espacios orgánicos
de poder popular, apalancar esa “segunda fase” de la revolución de la cual nos
habla Lenin?
Poder popular
Por
último queremos destacar la importancia del planteamiento de las tesis de abril
en materia de la radicalización de la democracia y ruptura con el esquema de la
democracia liberal representativa.
Con
la dualidad de poder que existe desde febrero hasta octubre de 1917, se evidencian
dos esquemas de poder totalmente distintos e incluso antagónico. Por un lado se
encuentra la coalición de sectores socialdemócratas y burgueses que buscaban
generar un cambio paulatino con el fin de resguardar los privilegios.
¿No
se asemeja esa situación a la de Venezuela? ¿Por qué Chávez construyó el
sistema de misiones y motivó el surgimiento del poder popular no sólo de los
discursivo, sino, promulgando toda una base jurídica para su materialización?
En
2009 el Presidente Chávez declaró que “el poder popular es fundamental para la
construcción del socialismo” y ese mismo
año promulga la Ley de los Consejos Comunales, a fin de no usar únicamente las
vías regulares para la descentralización de los recursos a través de las gobernaciones
y alcaldías y, que lleguen directamente a las manos de la administración de las
comunidades.
Así
mismo, un año luego, promulga la Ley de las comunas, generando de esa manera
una base jurídica para la construcción de lo que son las células de una nueva
sociedad y para hacer efectiva “la
participación protagónica mediante formas de autogobierno para la edificación
del estado comunal (…)” (Artículo 1, Ley de las comunas).
En
armonía con estos planteamientos Lenin planteó 100 años atrás lo siguiente:
"No
una república parlamentaria -volver a ella desde los Soviets de diputados
obreros sería dar un paso atrás- sino una república de los Soviets de diputados
obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo arriba." (p.17).
Así
de vigentes están estos planteamientos de Lenin que el Poder para los Soviets y
el Poder para las Comunas se nos presentan como dos propuestas, cada una en su
tiempo y particularidades específicas que apuntan a un solo fin: transformación
del orden establecido e iniciar un proceso de transferencia de poder a las
bases.
Por último
Nos
ha demostrado la historia que el poder a los soviets fracasó y el sistema
comunal no se ha terminado de consolidar por los mismos elementos que habla
Lenin tempranamente en las tesis de abril, de la existencia de “(…) un bloque
de todos los elementos pequeñoburgueses y oportunistas -sometidos a la
influencia de la burguesía y que llevan dicha influencia al seno del
proletariado (…)”.
Sin
embargo el camino para la transformación social pasa por consolidar un sistema
de democracia radical que no permita a las cúpulas oligárquicas enraizarse en
la estructura estatal y hacerla funcional a sus intereses de clase, como se
hizo en gran medida en la revolución de octubre de 1917 (sin sus errores y
defectos como cualquier proceso socio-político).
Chávez,
posiblemente luego de estudiar las tesis del
filósofo argentino Enrique Dussel,
hablaba de la importancia del poder obidencial, del mandar obedenciendo el
mandato popular. Este es el reto que tenemos hoy como pueblo combativo y
ejemplo mundial de la continuación de las lecciones que nos dieron los
bolcheviques hace 100 años en materia de la revolución radical y la democracia
popular.
“Les toca a cada uno de nuestros
candidatos y candidatas no sólo leer y estudiar, para blindarse teóricamente,
sino formarse en la ciencia viva del poder obedencial: mandar obedeciendo,
gobernar obedeciendo, es nuestro camino. Sepan desde ya que el pueblo va a
obligarlos a ello”. (Hugo Chávez Frías, 2009)
Referencias
http://tucomuna.tv/wp-content/uploads/2016/01/ley_organica_de_las_comunas.pdf
Las tesis de abril de Lenin analizadas en el marco de la actualidad mundial y el proceso bolivariano
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2:17:00 p.m.
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