Como pez en la patria
Andamos metidos en la escritura de un libro cuya
investigación comenzó en 2011. Es la historia de una pequeña victoria
popular en desarrollo contra un paradigma absurdo y gigantesco: la
dictadura de la carne de bovino. En esto que llamamos Venezuela tenemos
algo así como 250 años consumiendo masivamente carne de res y ahora
consideramos imprescindible y natural pagar por ella. Antes de esta
perversión teníamos unos 3 mil años comiendo carne de pescado, que era
(es) gratis, creaba lazos culturales fuertes y no enriquecía ni
empobrecía a nadie.
La investigación revela cómo unas comunidades y familias
de Yaracuy, Apure, Barinas y Amazonas decidieron no depender más de esa
tiranía artificial instalada; hay muchas más en el país realizando el
mismo simple experimento, pero acá registramos sólo el ámbito de la
Escuela Popular de Piscicultura, una experiencia fabulosa de campesinos
que se andan apoderando de una tecnología compleja pero al alcance de
nuestros poderes creadores. Localidades que están regresando a un dato
cultural ancestral, más saludable y menos susceptible de intervención
capitalista, como lo es la cría familiar y en comunidad de peces con
métodos artesanales. Acá se está acudiendo a fuentes de proteína animal
no controladas ni secuestradas por corporación alguna.
El discurso tecnocrático estándar sugiere que sin una
inversión millonaria no se pueden criar peces; la realidad está
demostrando que las inversiones millonarias paralizan los procesos y las
voluntades. Así que la historia múltiple recabada allí puede ser el
germen de una victoria decisiva del pueblo en contra de Estados y
corporaciones en un ámbito crucial: la producción de alimentos. Eso que
llaman soberanía alimentaria. La piscicultura, tal como la están
abordando en algunos lugares, es un triunfo incipiente de nuestro pueblo
más humilde sobre la lógica del capital y su mecánica
compra-venta-ganancia.
Utilizamos el lenguaje de la guerra porque, decidamos ser guerreros
activos o no, todos estamos metidos en la gigantesca guerra cultural
que nos declararon los poderosos de la Tierra. Imposible mantenerse al
margen; la pasividad es sólo una condición (bastante deplorable, por
cierto) dentro de las batallas en curso.
Es obvio que las armas para derrotar al capitalismo industrial y
post-industrial no se encuentran en esa cosa desoladora y siempre lejana
llamada "el futuro", sino en el pasado, allá atrás en lo que fuimos o
pudimos ser. Las "novedades" contenidas aquí son más bien un vistazo al
ancestro indígena, con un par de concesiones a otro ancestro: el
español-pueblo (no confundir con el español opresor y cortesano).
Como pez en la patria
Reviewed by RG
on
12:28:00 p.m.
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